La democracia europea en acción

Este nuevo método constituye ciertamente una verdadera revolución democrática: antes de las elecciones europeas del 22-25 de mayo, cada una de las cinco agrupaciones de partidos europeos (izquierda radical, socialdemócratas, verdes, centristas y conservadores) propusieron un candidato para la presidencia de la Comisión y, de este modo, los votantes pudieron decantarse por un candidato y un programa. Quien acaba de ser elegido, por los jefes de Estado y de gobierno, es Jean-Claude Juncker, el candidato de los conservadores, que resultaron vencedores en las elecciones. La Unión Europea también acaba de hacer su entrada en la democracia parlamentaria. Se trata de un hecho histórico.

Sin embargo, no es una partida ganada. Las fuerzas que niegan el progreso democrático a los ciudadanos europeos eran y siguen siendo numerosas. Partidos “euro-hostiles”, partidos euroescépticos o jefes de Estado o de gobierno reticentes a la idea de abandonar sus prerrogativas para la democracia… Ellos también se movilizaron hasta el último día para impedir el nombramiento de Juncker. Por esta razón hay que permanecer alerta para consolidar este nuevo método que entrega a los ciudadanos algunas de las cartas de su destino.

Aunque nosotros, demócratas europeos, tengamos buenas razones para alegrarnos, debemos señalar que el reto democrático y el trabajo por hacer siguen siendo enormes. La democracia parlamentaria europea está en marcha pero el riesgo de que avance sin los ciudadanos es más alto que nunca. De hecho, son pocos los ciudadanos europeos que comprendieron, durante la campaña, la importancia de su voto y el importante poder que se les había otorgado. Muchos no votaron por varias razones; muchos otros votaron sin ser conscientes de que su voto no sólo designaría a los diputados europeos sino que también nombraría al presidente de la Comisión. Además, los mecanismos democráticos que funcionan sin los ciudadanos son frágiles. La enorme tarea que aguarda a PACE para los próximos años es concienciar a un gran número de ciudadanos europeos de la revolución que está en marcha y de la necesidad de que ellos/ellas participen para que puedan tomar el control de su destino.

Una batalla ha sido ganada.

Una nueva está empezando y os necesitamos para dirigirla.